Las ovejas pastan
libremente en la finca Monte Olivete, una dehesa llena de encinas donde
además siembran los cereales y forrajes que consumen sus animales.
Esta
tercera generación dedicada a la agricultura y a la ganadería, lleva ya
dos elaborando distintos lácteos, todos ellos producidos a partir de leche cruda de oveja y a través de un proceso totalmente artesanal.
Sin duda, la
calidad de la leche de Calaveruela se traduce en unos quesos y yogures
hechos con mimo y dedicación que, como ellos mismos dicen, concentran el
territorio donde se produce, el paisaje y su gente.